Acaba el año y con él también los habituales propósitos de año nuevo y vida nueva. De los habituales: dejar de fumar, empezar a hacer deporte, comenzar con la dieta. Hasta los más profundos: cuidar mi salud, vivir con alegría, disfrutar de los pequeños momentos, etc.

Independientemente de cuáles sean, las estadísticas muestran que el 25% de las personas no logran sus propósitos ni siquiera durante la primera semana de Enero; el 77% renuncia después de la primera semana; el 40% abandona a los 6 meses; y sólo 8% cumple durante todo el año.

Sinceramente. ¿Cuántos meses has sido perseverante con tus proyectos de año nuevo?

¡Este año toca hacerlo mejor y hacer crecer a ese 8%!

¿Qué puedes hacer de diferente para que tus propósitos no se evaporen?

Ninguna fórmula asegura el éxito, pero si puedes seguir algunas pautas que aumentan las posibilidades de alcanzarlo.

Escríbelo en papel. Mejor comenzar a hacer algo que dejar de hacer algo. Siempre piensa en positivo. Analiza los propósitos que has escrito y cuestiona su nivel de realismo y de motivación.

Convierte tu propósito en un plan. Ponte plazos y empieza hoy mismo. Lo más recomendable es empezar escalonadamente para ir creando hábitos y automatizando ciertos comportamientos.

Prioriza. Empieza con un solo propósito. Es preferible la calidad sobre la cantidad. Si tienes muchos propósitos te colapsarás antes de tiempo. Es preferible que enumeres los objetivos según el orden que vas a seguir para abordarlos.

No te detengas, sé constante y comprométete. Los resultados irán viniendo, pero no los verás de manera instantánea. El planteamiento en este caso debe ser trabajar todos los días un poco, sin poner el foco de atención en el resultado, sino en cómo te hace sentir.

Es una meta a largo plazo, disfruta del proceso. No será fácil, pero puedes conseguirlo. ¡Confía en tí!

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