El tiempo dicen que vale oro, pero en realidad no tiene precio alguno, pues no puede comprarse. Una vez gastado no puede recuperarse y su duración es finita. Lo peor es que hemos creado mil maneras de perderlo.
Más que estar ocupados, lo que realmente importa es saber en qué lo estamos. Cabría entonces cuestionarse qué hacen las personas que son víctimas de los ladrones del tiempo, para poder ayudarles a mejorar su rendimiento.
¿Qué son los ladrones del tiempo?
Bajo este nombre se les conoce a todas esas conductas, hábitos dañinos o agentes externos que impiden a las personas el logro de objetivos diarios.
Cuando sentimos que no nos rinden las horas, que no cumplimos con toda la agenda, que invertimos muchísimo en una tarea, que se nos hace repetitiva y, por tanto, muy difícil de lidiar, entonces podemos decir que estamos delante de una clara definición de ladrones del tiempo.
Algunos datos sobre ladrones del tiempo
Los ladrones del tiempo son el principal enemigo de la productividad por muchos motivos:
- Reducen entre un 50 y un 70% nuestras horas reales de trabajo.
- Afectan a nuestra capacidad de concentración y también a nuestros niveles de atención.
- Nos provocan retrasos de entre 6 y 9 minutos cada vez que sucumbimos a su tentación, ya que éste es el periodo de tiempo que los expertos psicólogos dicen que el cerebro tarda en llegar de nuevo al máximo rendimiento tras una interrupción.
- Se interponen en los objetivos que nos planteamos, retrasando la consecución de las metas.
Los tipos de ladrones del tiempo más frecuentes:
Los ladrones de tiempo no sólo provienen del exterior. Cada individuo es el único responsable de organizar su tiempo y de decidir a qué lo quiere dedicar. Conocer la gestión de nuestro tiempo nos ayudará a optimizarlo en nuestro beneficio y, por ello, es importante incidir en este aspecto.
El primer paso para luchar contra este discreto enemigo es conocerlo bien. Existen dos tipos de ladrones de tiempo: externos e internos.
Los ladrones del tiempo internos:
Son las circunstancias inherentes al propio individuo y que se manifiestan en su conducta y modo de gestionar su tiempo y sus tareas. Algunos de ellos son:
1- Desorganización:
Lo mejor es dedicar cada día un tiempo a la planificación y seguimiento de actividades. Para neutralizar a este ladrón del tiempo la agenda se convierte en una herramienta imprescindible para garantizar que lo tienes todo controlado.
2- Procastinación:
Crea una línea del tiempo y asigna tiempos específicos y fechas límite a cada pequeña tarea. Dejar pasar la fecha para terminar una tarea puede repercutir en la realización de otras previamente establecidas, por lo que te sentirás con la urgencia de actuar para cumplir tus metas.
3- No saber decir NO:
Lo primero es reconocer en qué situaciones y/o personas con las que acabamos cediendo a sus deseos y comienza tu entrenamiento. Realiza acuerdos y desarrolla tu asertividad.
4- Perfeccionismo:
Reconoce aquellas tareas que precisan de ese punto de perfección y, para el resto, ponte un límite. También es importante que tu “toc” no afecte a la relación con tus compañeros. Cuida tus exigencias.
Los ladrones del tiempo externos:
Se definen como el conjunto de circunstancias que exceden la capacidad de control del individuo. Entre ellos se encontrarían:
1- Interrupciones:
Además del tiempo que nos quita una interrupción, esta estudiado que necesitamos unos 15 minutos para recuperar la concentración perdida. Si queremos concentrarnos en una actividad debemos intentar posponer estas interrupciones, ponte unos límites.
2- Redes Sociales, e-mails, mensajes instantáneos.
Si los mantenemos abiertos de manera permanente, estamos recibiendo mensajes que posiblemente querremos ver y contestar a cada momento. Silencia el móvil y quita las notificaciones. Márcate en qué franjas vas a responder y revisar y las RRSS.
3- Reuniones desorganizadas:
Suelen hacer “perder” mucho el tiempo con el agravante que afectan a muchas personas al mismo tiempo. Lo óptimo es evaluar la necesidad real y qué personas son las necesarias. Establece un orden de la reunión y establece una duración.
4- Urgencias:
Surgen de una mala planificación, cosas que no se hicieron bien en su momento, errores que no se corrigieron, tareas aplazadas, etc. Para evitarlo es importante que tengas controladas tus obligaciones y fechas límite. También debes poner límite a las urgencias de los demás.