“Sólo hay algo peor que formar a tus empleados y que se vayan. No formarlos y que se queden” (Henry Ford)
La formación de los trabajadores siempre es beneficiosa para la empresa. A pesar de esta realidad, muchas empresas se muestran reacias a facilitar formación a sus trabajadores. Esto se debe principalmente a que la rentabilidad que aporta la formación no es tangible desde el primer momento. Mientras, el gasto en recursos económicos y de tiempo que suponen las acciones formativas sí que es apreciables de forma inmediata.
Es por este motivo que es necesario recordar cuales son los principales beneficios que supone tener instaurada una cultura de desarrollo continuado.
¿Qué efectos provoca la formación?
Aumenta la productividad: Promueve equipos efectivos, traduciéndose en una optimización de recursos.
Un equipo de trabajo moderno y actualizado en los conocimientos y técnicas de trabajo del sector de la empresa en cuestión, siempre será más efectivo que un equipo estancado. Esta efectividad se traduce en una optimización de recursos y, por lo tanto, en un aumento de la productividad. Por ello, no hay que ver la formación de los trabajadores como un gasto a fondo perdido, sino como una auténtica inversión para la empresa.
Mayor competitividad: Asegura tener una plantilla adaptada a los cambios.
Ante un panorama empresarial en constante cambio y evolución, es importante tener una plantilla de trabajadores capaces de adaptarse a estos cambios. Las empresas que apuesten por mantener a sus empleados en un proceso de formación continuo lograrán estar a la vanguardia de la evolución de su sector. De esta manera, partirán de una posición privilegiada para liderarlo y adelantarse a sus competidores.
Mejora el compromiso: Los empleados afrontarán su situación laboral con mayor seguridad, desempeñando su labor diaria con menos preocupaciones.
La voluntad de la empresa de formar a sus trabajadores es a menudo entendida por estos como un compromiso. Un trabajador que percibe un esfuerzo por parte de la empresa en su formación, debería sentirse agradecido. Si los trabajadores se sienten valorados por la empresa y pueden ver un interés en formarles para el futuro, estos afrontarán su situación laboral con mayor seguridad y desempeñarán su trabajo diario con menos preocupaciones. Esto se traducirá en un mayor compromiso y lealtad de los trabajadores hacia la empresa.
Mejora la imagen de la empresa: Los empleados se convierten en embajadores de la marca
La política de comunicación e imagen de cualquier empresa debería comenzar con su propio equipo. Como hemos visto, las acciones de formación de los trabajadores pueden suponer un aumento de la motivación y del compromiso de los equipos de trabajo. Y unos trabajadores leales serán, sin duda alguna, los mejores embajadores de marca de la empresa. Además, la participación de los trabajadores en seminarios, cursos, conferencias y otro tipo de acciones formativas puede ser útil para proyectar una imagen de modernidad e innovación hacia el exterior.
Aumenta la versatilidad: Mejora la coordinación entre departamentos y equipos.
La formación de los trabajadores puede servir también para ampliar sus conocimientos en diferentes campos más allá de las especialidades de cada uno de ellos. La transmisión de conocimientos entre las diferentes áreas de la empresa fomentará también la creación de equipos de trabajo multidisciplinares y versátiles. Esto puede ayudar a aumentar la coordinación entre departamentos y entre equipos, lo que propiciará metodologías de trabajo más eficaces.
Retención del talento: Un empleado que nota que su empresa se preocupa e invierte en su desarrollo, será un profesional fiel.
Ofrecer formación a aquellos empleados que son fundamentales, que no imprescindibles, en las empresas será una forma de, además de mejorar sus conocimientos y habilidades, que se sientan ligados a la empresa. Una fuga de talento puede ser la falta de compromiso con los empleados y quizás no todo puede solucionarse con una alta retribución. Un empleado que nota que su empresa se preocupa e invierte en él y su carrera profesional, será un empleado contento y satisfecho en su puesto de trabajo.
Atracción de talento: Y siguiendo también con el punto anterior, hablamos de ‘Employer Branding’; si la formación hace que tus empleados sean más felices estos van a ser los mejores embajadores de tu empresa y ello provocará una atracción de talento muy beneficiosa. Además, en los procesos de selección, ofrecer una formación constante puede ser un factor decisorio por parte de los candidatos.
Diversión y felicidad de la plantilla: Ya no hablamos de formaciones odiosas, con horas y horas mirando a una pantalla o escuchando a un profesor. Lejos de los test y del material escrito llega la gamificación. La gamificación consiste en aprender a través del juego. Cada vez son más las empresas que ofrecen este tipo de servicios que tienen muchos beneficios para los empleados: aprendizaje ameno, mejor adquisición de conocimientos, diversión, ‘team building’…
Así pues, es vital que las empresas apuesten por la formación de los empleados pues será un beneficio que viene a redundar en la productividad y la economía de las compañías. Y los trabajadores tienen que mantener ese deseo de formación y desarrollo profesional para, por un lado, no estancarse laboralmente y, por otro, sentirse realizados y tener una motivación extra en su entorno de trabajo.